La ocasión lo merecía. Ella hace 11 años dijo sí, y había que celebrarlo en un sitio muy top. Barahonda es una bodega con restaurante, bueno, para mí, un restaurante con bodega, situado en la localidad de Yecla. La mayoría de gente acude al restaurante atraídos por los buenos vinos y conocer la bodega. En mi caso ocurrió al contrario. Me llamaba muchísimo la atención lo que me llegaba de la cocina de Barahonda, reservé en el restaurante, y ya que íbamos visitamos la bodega.
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Visita a las Bodegas Barahonda y cata
El coste de la visita y la cata es de 10 € por persona, pero si luego vas a comer en el restaurante es solo de 5 €. Es imprescindible que reserves de forma anticipada. En la visita nos mostraron el proceso de elaboración completo de sus vinos. Una explicación realmente interesante de aproximadamente una hora, previa a la cata. Probamos 3 vinos: un blanco verdejo 2017, Barahonda Barrica 2015, y el Summun 2015. La cata se acompaña de unas tapas de almendra, chorizo, queso y hueva. Tras la cata pasamos al restaurante, que se sitúa en la misma bodega.
El Restaurante Barahonda
La sala del restaurante Barahonda es espectacular, elegante, espaciosa y con unas visitas maravillosas a los viñedos. El entorno no puede ser más idílico. Un sol en las Guías Repsol de los últimos 3 años, nos da una idea de la magnitud de la cocina de Cristian Palacio. En el momento de la reserva te pedirán que te decidas por uno de los 2 menús que ofrecen. El menú Enoturista, el más corto, consta de 8 platos y tiene un coste de 40 €. Si eres osado, pide el menú Osadía, con el que disfrutarás de 21 platos por 70 €. Indicar que en ambos precios no va incluida la bebida. Nosotros siempre elegimos el menú largo allá por donde vamos. Y más después del error garrafal que cometimos en nuestra visita a Diverxo.
El menú Osadía del Restaurante Barahonda
Pensaba que nos iba a dar la hora de la cena con los 21 platos de menú Osadía. Pero el tiempo se pasó volando. Y eso ocurre cuando disfrutas con la comida, con un menú divertido, un servicio ágil, atento, profesional, y un ritmo entre platos perfecto y sin esperas. Todo en su conjunto hace que sea una experiencia total.
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El inicio del menú en Barahonda
Empezamos con el postre. El menú Osadía de Barahonda comienza con una tarta. ¡El mundo al revés! Una tarta de zanahoria, vainilla, ron y queso crema. Cuando levantamos la campana de cristal, aparece una mini porción de tarta que parece sacada de un cuento.
Un colorido y delicioso bombón de foie y remolacha aparece en escena sobre el cesped.
Continuamos con un guiso de setas de otoño con tapioca.
Seguimos con un delicado crujiente de maíz, cilantro y lima. Contraste entre el dulzor del maíz y la acidez de la lima en un etéreo y mágico bocado.
El siguiente plato, bueno…cuchara, es muy atrevido. Una esfera de remolacha, rellena de vinagre y con un queso azul. No te imaginas la sensación, cuando explotan en tu boca todos esos sabores tan fuertes.
Visto que ya se me había pasado un poco el efecto del vino de las catas, pues me doy otra vez a la bebida. Aconsejado por el personal de sala continué el resto del menú acompañado de un Bicho Raro.
Alubia y cuero es el nombre de un guiso muy sabroso de alubias cocinadas a baja temperatura con piel de cerdo y piparra encurtida.
Me presentan un tronco. Sobre él, un crujiente de alcachofa. Al abrir el tronco encontramos unas migas crujientes de quinoa negra, espuma de queso y crema de alcachofas.
El intermedio del menú Osadía en Barahonda
La anguila se presenta en un espectacular plato con forma de…anguila. Se acompaña de un crujiente de pan y patata negra y una crema de «all i pebre».
El cristal de pepinillo es otra obra de arte en miniatura. Un lienzo pintado con sardina, encurtidos y bolitas de mostaza. El cristal de pepinillo lo esperaba más crujiente, pero estaba rico.
El arroz negro con calamar estaba impresionante. Uno de los platos que más me gustó. Lo acompañaba una emulsión de pimentón y su majestad la gamba roja.
¿Qué podíamos encontrar dentro de un pulpo azul? Pues podía haber sido cualquier cosa, pero si…era pulpo. Pero no era un pulpo azul extraterrestre, que hubiera molado más. Era pulpo en su jugo con alioli ahumado muy bueno.
Ahora viene un plato increíble. Otro plato muy arriesgado, por estética y por textura, que seguro no gusta a todo el mundo. ¡A mí me encanta! Gozo máximo. El plato es un guiso de bacalao realizado con la vejiga natatoria y espuma de bacalao. Una textura gelatinosa que te atrapa en cada cucharada.
Una estructura en forma de panal de miel se posa sobre nuestra mesa. En el interior de algunos de sus hexágonos se sitúa la abeja, que es un canelón de steak tartar buenísimo. La miel no podía faltar, representada por un bizcocho de miel y mostaza muy ligero y aireado.
Antes de pasar a la última parte del menú, nos bebemos un digestivo de pepino, lima, manzana verde con vodka y Hierba Luisa. Lo sirven en la copa gracias a un sifón. Está super refrescante y viene muy bien para afrontar la última parte del menú Osadía de Barahonda.
Terminando el menú Osadía de Barahonda
El siguiente plato es maravilloso. Aún me pregunto cómo conseguirán cocinar un tendón de res para que quede con esa textura. Queda untuoso, meloso, y con la salsa de cáñamo es «golosismo» puro. Las semillas de amaranto le aportan un juego de texturas divertido, ya que se te van pegando por toda la boca.
El menú Osadía se llama así por esto, ¿verdad? «Pensando en las nubes» se llama el siguiente plato y pensando en las nubes estaría Cristian Palacio cuando decidió introducirlo en el menú del Restaurante Barahonda. Menuda locura, y bendita locura. Los genios son así. Si antes hablábamos de platos arriesgados, esto ya es pasarse el juego. ¡Sesos de cordero en su propia salsa! Si a alguien no le gustan, no saben lo que se pierden. Sedosos y golosos…¡Brutales!
Toda gran comida acaba con un buen pedazo de carne. Menos mal que no era muy grande porque ya llevábamos entre pecho y espalda 18 platos. Era un lomo alto de vaca con cenizas y crema de pistacho. Estaba en su punto, mega tierno y muy rico. Cuando vi la crema de pistachos pensé que sobraba, pero la verdad es que le iba sorprendentemente bien.
Me encanta el queso. Estaría comiendo queso a todas horas. Cuando en un menú aparece una degustación de quesos, es un momento de felicidad suprema. No es el carro de quesos de Magoga, que es de otro mundo, pero está genial. Pudimos probar 4 quesos, a cual más rico, sobre todo un inglés azul de Bath.
El postre de Barahonda
Ya termino, ya vamos con el postre. Un postre riquísimo de helado de plátano, chocolate, algarroba, gelatina de licor 43, brownie, merengue quemado…y no sé si me dejo algo más. Estaba tan bueno que me hubiera gustado probar algún postre más de Barahonda. Para un goloso como yo es muy duro que solo hubiera un postre. Vale, ya sé que el menú es muy largo, pero un par de cositas dulces más, o unos petit fours, y de Barahonda al cielo.
Definitivamente, para nosotros el Restaurante Barahonda se sitúa en el Olimpo de los restaurantes de La Región de Murcia. Una experiencia total en todos los sentidos. Gracias a todo el equipo de Barahonda por hacernos disfrutar como enanos.
¿Qué te ha parecido la entrada? Te ha dado ganas de ir, ¿verdad? Cuéntalo en los comentarios y a ¡COMER, VIAJAR Y NADA MÁS!
Barahonda, restaurante y bodega, por este orden, es puro placer gastronómico. De sus vinos el mejor es Summum. Otro interesante es Carro, un tinto trasversal que acompaña muchos platos.