Planifiqué nuestras vacaciones en el Norte, en el verano del Coronavirus, buscando naturaleza, distancia social, y comer muy bien. Por eso, y como también hay que disfrutar del trayecto, tenía clarísimo que iba a hacer una parada estratégica por la Ribera del Duero, para conocer el Restaurante Mannix en Campaspero. Veníamos de Illescas, de comer en El Bohío, la casa de Pepe Rodríguez, famoso para el gran público por ser jurado del programa MasterChef.
Puedes reserva tu mesa en el restaurante El Bohío pinchando aquí.
La noche la pasamos en Valbuena de Duero, una pequeña localidad donde fue sencillo cumplir aquello de la distancia social. Nos alojamos en un encantador alojamiento, la Posada La Casona de Valbuena, que no puedo dejar de recomendarte y que puedes reservar aquí. Una visita a Peñafiel, para conocer su castillo y las espectaculares bodegas Protos, fue la antesala a nuestro desplazamiento a Campaspero para comer en Mannix, no sin antes pasar por la panadería Cáceres y llevarnos unas tortas de aceite para la merienda.
¿Quieres alojarte como nosotros en la Posada La Casona de Valbuena? Pincha aquí. ¿Prefieres alojarte cerca del Restaurante Mannix en Campaspero? Mira el mapa que te pongo aquí abajo y descubre los mejores alojamientos de la zona.
Booking.comNuestra visita al Restaurante Mannix en Campaspero
Al restaurante Mannix en Campaspero se va a comer lechazo, de raza Churra, y se le considera el templo de este producto a nivel nacional. Doy fe de que es un espectáculo, pero antes del lechazo hay que ponerse en manos de Gemma García, dejarse llevar y disfrutar. Por algo está ya Mannix en la cuarta posición en la lista OAD de los mejores restaurantes de tradición de toda Europa.

Para comenzar en Mannix
Comenzamos con un fuera de carta de amanitas con una salsa carbonara, que prepara Gemma con mil cosas, que estaba para morirse. Extraordinarias. Y mira que me gusta la casquería, y he disfrutado en La Tasquería de Javi Estévez como en ningún sitio, pero en Mannix me volví loco con la casquería de lechazo churro. Unas manitas con apionabo y salsa brava de llorar de emoción cuando te las metes en la boca, riñones a la parrilla legendarios y unas mollejas, también de lechazo, alucinantes. Nunca olvidaré esa textura y sabor, de las mejores que he probado. A mí mujer, que no le gustan las mollejas, tuve que decirle que parara de comer un poco que casi no pillaba nada.




El lechazo de Mannix
Y qué puedo decir yo del lechazo de Mannix…¡Todo un espectáculo! La piel crujientita y la carne tierna hasta deshacerse en la boca. Pedimos un cuarto para los 4 (2 niños) y fue más que suficiente para nosotros. Al final te lías con los imprescindibles entrantes, y luego hay que dejar hueco para los postres, por lo que está bien. La presentación del cuarto de lechazo, ese trinchado delante del cliente, escuchando el crujido de la piel y cómo la cuchara atraviesa la carne cual mantequilla, merecen la escapada a este maravilloso lugar.



Los postres de restaurante Mannix en Campaspero
Los postres que elabora Gemma en el restaurante Mannix en Campaspero son de otro mundo, auténticas obras de arte. Lo que más llama la atención son sus asombrosos trampantojos. Los hubiéramos pedido todos. El limón, el otoño, la avellana, el huevo frito…habría que venir aquí solo a postrear. Al final nos quedamos con la lima. Un postre super bonito, que cuando te decides a romper aparece un cremoso de lima kaffir con corazón de lima fresca y estragón sobre peta zetas, gel de limoncello y mango. Una locura.

Los postres más tradicionales
Pero el problema de los postres de Mannix es que si los trampantojos son alucinantes, los “más tradicionales” son mejores todavía, por lo que estamos pensando mudarnos a Campaspero para ir cada día. Yo quería probar la famosa tarta de queso de Gemma, pero, fallo mío, no la había encargado y tenían todas las porciones reservadas. Para compensar mi dolor nos presentaron un flan, que es sin duda el mejor probado hasta la fecha en mi vida. Es un flan que Gemma elabora con yemas de gansa y que tiene una cremosidad pasmosa, además de estar riquísimo. Golosismo al cuadrado.

Mis compañeros de mesa, vamos, mi mujer e hijos, estaban ya sacando la bandera blanca, pero yo no quería irme de allí sin probar más cosas. No es un lugar al que pueda volver mañana, así que quería exprimir todas las posibilidades. Para ello nos sacaron 2 medias raciones de 2 postres más, para poder quedarme a gusto. Un arroz con leche, que no tiene nada que envidiar al de Nacho Manzano probado unos días después, y una antológica tarta de chocolate, en la que el helado de queso fresco que la escolta, casi llega a eclipsarla de lo bueno que estaba.


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Pues el restaurante Mannix en Campaspero es ya un lugar de peregrinación gastronómica sin ninguna duda. Un lugar donde la tradición y el buen hacer familiar nos ofrecen un lechazo sobrenatural, y donde además, dejarse llevar por las creaciones de Gemma García es una obligación para el disfrute. ¿Conoces el restaurante Mannix? No dudes en dejar tu comentario y a ¡COMER, VIAJAR Y NADA MÁS!
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